Particularmente los ecosistemas acuáticos pueden definirse como espacios en donde animales y plantas se relacionan dentro del agua. Estos sistemas tan particulares suelen clasificarse en dos diferentes tipos: los hábitat de agua dulce y los hábitat de agua salada.
Dentro de un ecosistema es completamente necesario que existan componentes bióticos o biológicos, los cuales a su vez deben disponer de las características necesarias para contribuir al mismo, como es el caso de ser productores de elementos, consumidores y a su vez tener la capacidad de descomponer, para de esa manera conseguir mantener un equilibrio y a su vez lograr una evolución constante del ecosistema. El componente acuático simplemente se añade a las especies de plantas y animales que acostumbran pasar la mayor parte de sus vidas naturales bajo el agua.
Una particularidad de los ecosistemas acuáticos es el hecho de que son sumamente susceptibles a cambios climáticos, puesto que los mismos impactan de lleno a toda la comunidad y provocan grandes cambios, como es el hecho de que muchas especies de animales viajen hacia zonas más confortables, o que algunas especies de plantas sean más comunes en zonas más inferiores, debido a que en las regiones cerca de la superficie el clima puede ser más violento.
Diferentes ecosistemas acuáticos
Dentro de los ecosistemas acuáticos podremos hacer dos grandes diferencias: los ecosistemas de agua salada y los ecosistemas de agua dulce, puesto que ambos disponen de notables diferencias que hacen más fácil el estudio de esta clase de hábitat en donde acostumbran a crecer las más variadas especies de animales y plantas.Los ecosistemas acuáticos de agua salada tienden a ser encontrarse en los océanos, aunque también existen mares y otras especies de canales fluviales que acostumbran a compartir muchas de las características de este tipo de ambientes bionaturales. Particularmente estos ecosistemas tienden a ser más extensos en relación al tamaño o superficie que ocupan dentro de la Tierra, lo que permite que diversas especies de animales y plantas puedan vivir en él, como es el caso de ballenas, tiburones y demás especies animales que desarrollan un tipo particular de branquias para vivir en estas zonas.
Los ecosistemas acuáticos de agua dulce tienden a ocupar una menor cantidad de superficie, y a su vez permiten el desarrollo de especies animales de menor tamaño que tienden a movilizarse grandes extensiones en búsqueda de alimento y condiciones óptimas para vivir.
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